Eran finales de los 90. Si algunos dicen que Internet todavía está en la fase del salvaje oeste, entonces aquel era el desembarco de los pioneros. Tengo, sin embargo muy buenos recuerdos de entonces. Hackers de los de verdad, frikis de los de antes y porno de mala calidad proveniente de capturas de películas y revistas filtrados en las antiguas news que algunas compañías de conexión a velocidad de tortuga regalaban como incentivo. Algún que otro foro erótico de corto recorrido iba apareciendo y a él llegaban los viejos chateadores de los canales IRC, que empezaban a oler su ocaso, en su mayoría soñadores con mas imaginación que experiencia, pero una verborrea de vendedor de enciclopedia. En cuanto al sado-maso, era la época de los gurús de pacotilla. Yo, que llegaba de la libertad total de mis viejas lecturas de de Sade, Von Masoch, Historia de O, etc, me encontré con la frustración de que ‘el ambiente’ en español estaba dominado, nunca mejor dicho, por lo que d...
Introducción a una serie de historias reales o con un alto porcentaje de realidad que tienen internet como nexo de unión. Algunas extremas. Dependiendo de la respuesta continuaré escribiendo o permanecerán secretas para siempre. Alguien definió la felicidad como tomarse un whisky doble con hielo relajadamente con un amigo mientras se habla de la vida. Esto lo superaba. La joven universitaria me había contactado, como otras antes, a través de mi blog sobre sadismo, esclavitud, humillación, degradación y objetificación de mujeres. Ahora estaba a cuatro patas sobre la mesa frente a la cual departía con mi amigo, desnuda, piernas separadas, pecho abajo y culo en pompa, como había sido instruída y corregida a base de azotes de flogger y fusta durante la larga sesión de toda una tarde. Una lámpara iluminaba la grupa enrojecida, con marcas de fusta y restos de escritura con con rotulador y pinta labios, ‘puta anal’ ‘zorra infiel’ y mi nick y el de mi ami...